La falta de nieve golpea a Bariloche y provoca una crisis económica en plena temporada invernal

Matias. A
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Bariloche atraviesa una de las temporadas invernales más críticas de los últimos años debido a la escasez de nieve natural en el cerro Catedral y otros centros turísticos de la región. 

La situación no solo afecta la experiencia de los visitantes, sino que también genera un profundo impacto económico que preocupa a comerciantes, empresarios turísticos y trabajadores locales.

Según datos difundidos por medios regionales como Diario Río Negro y ADN Río Negro, el cerro Catedral inició la temporada con apenas entre 10 y 15 centímetros de nieve en sectores medios y superiores. Esta falta de precipitaciones obligó a recurrir casi de manera exclusiva a la producción de nieve artificial para habilitar algunas pistas, principalmente destinadas a principiantes. Como consecuencia, las actividades de esquí se redujeron a horarios acotados por la mañana, mientras que los accesos para peatones quedaron limitados.

La falta de nieve comenzó a impactar de lleno en la ocupación hotelera y en las reservas previstas para julio y agosto. De acuerdo con datos de la Cámara de Turismo de Bariloche, durante el receso invernal de julio la ocupación promedio no superó el 50%, lejos de los niveles históricos que rondan el 75% al 80%. Para agosto, las proyecciones son aún más preocupantes: varios establecimientos reconocieron caídas de entre un 15% y un 25% en sus reservas, con numerosos turistas que directamente cancelaron o postergaron sus estadías.

La caída de visitantes repercute de manera directa en la economía regional. Durante la temporada invernal, Bariloche genera aproximadamente 80.000 millones de pesos en ingresos por turismo, con un efecto multiplicador que beneficia al comercio minorista, la gastronomía y el empleo. Sin embargo, este año la actividad muestra un freno inédito.

Desde la Cámara de Comercio local advirtieron que el menor flujo de turistas está produciendo una “crisis comercial” que se siente en todos los rubros, desde la hotelería y la gastronomía hasta la venta de indumentaria, alimentos y servicios. A la incertidumbre climática se suma la preocupación por la falta de medidas oficiales que amortigüen el impacto económico sobre los trabajadores de temporada, cuya situación laboral depende casi exclusivamente del movimiento turístico.

La persistencia de temperaturas más cálidas y la disminución de las nevadas naturales reflejan un patrón que inquieta a expertos y operadores turísticos: la vulnerabilidad creciente de los destinos de nieve frente al cambio climático. Mientras tanto, Bariloche se esfuerza por sostener su temporada con propuestas alternativas como paseos, gastronomía y actividades culturales, aunque los ingresos siguen muy por debajo de lo esperado.

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